lunes, 18 de noviembre de 2013

Ojalá nunca encuentre mi límite

El domingo pasado se decidió el mundial de Moto GP en una carrera que ¡wow! nos tuvo a todos pegados delante del televisor con el corazón en un puño, y que terminó con la merecidísima victoria (a mi parecer) de Marc Márquez. A este jovencísimo piloto que ha ya ha hecho historia, le preguntaron cual sería su límite y contestó lo siguiente: “Ojalá no encuentre nunca mi límite. El límite se lo pone uno mismo. Si vas con la mentalidad de mejorar siempre sacas algo más”. Y no puedo estar más de acuerdo. 

Para superar nuestro límite sólo tenemos que darnos una oportunidad. Siempre se puede más. En el cole tenía un profesor que nos decía algo así como que si cuando tienes que recorrer una distancia, en lugar de ponerte el objetivo final de llegar al punto x, que probablemente te hará rendirte antes de empezar, te pones objetivos pequeños como dar solo un paso más y así cada vez, te darás cuenta de que en realidad puedes hacerlo. No te estás haciendo un esfuerzo enorme. Solo un paso más. Y luego otro. Y luego otro. Y al final alcanzarás el punto x sin ni siquiera darte cuenta. A veces ni nosotros mismos conocemos nuestros límites hasta que no lo intentamos.

La semana pasada hablaba con Ester de Entremagdalenas de todos los proyectos que las dos tenemos entre manos y la locura que estoy supone en cuanto a tiempo. Ando metida en 20.000 historias con Dresses2Kill: encargos, una nueva colección (con unas telas que vais a flipar!), doy clases de corte y confección una vez a la semana, clases de WP, la construcción de la nueva web… y cuando Noelia me llamó porque querían contar conmigo para montar un stand en la fiesta-showroom de inauguración de La Vulpeja este sábado pasado, tuve que decir que sí (tuve en sentido figurado porque nadie me obligó). Y no es que no sepa decir que no, es que me hace ilusión, es que realmente disfruto cada vez que tengo un nuevo proyecto, un nuevo reto por delante.  Cada vez que me proponen algo nuevo, veo una oportunidad de avanzar, de descubrir, de mejorar, y me lanzo a la piscina. Como le decía a Ester: luego veremos que pasa, ¡pero el trampolín lo cojo con unas ganas!

Y a veces llega un punto en que pienso: “Estoy loca, no me va a dar tiempo, ¿por qué no sabré estarme quietecita??”. Pero QUIERO hacerlo, y creo firmemente que querer es poder cuando sólo depende de uno mismo. Y voy a poder con todo lo que venga, aunque tenga que dormir 3h al día, aunque me sangren las manos de coser, aunque me salgan agujetas de planchar, ¡no tengo límite y ojalá nunca lo encuentre!


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